martes, 11 de octubre de 2011

Un triste tropiezo

Autor: David @DavidJonn

Sergio Markarián, Mago Markarián, Mago

Los primeros veinte minutos fueron para el olvido. Perú no la encontraba, no estaba en la cancha y todo el desorden y desorientación de la defensa fue aprovechada por los chilenos.

La primera pelota parada fue un córner que Vidal peinó al punto de penal y Ponce empujó contra Acasiete, concretando el primer gol chileno antes del minuto de juego. Sorpresa inesperada.

Valdivia encontró a Beasujeur y el volante del Birmingham lanzó un centro bajo para que aparezca Vargas y esta vez le gane el vivo al golero Fernández. Triste realidad.

Parecía que todo lo anterior había sido un sueño. Que el equipo volvía a ser irregular en defensa, nulo en el medio y pobre en la delantera. “¿Acaso el mago renunció?”, pensé por un momento, mientras sostenía con coraje mi celular.

Pero mi sonrisa regresó cuando Cruzado impactó al palo un balón que merecía entrar. No llegó el descuento pero mis esperanzas volvieron, Perú estaba despertando.
Y así fue, Perú empezó a despertar, empezó a encontrar su juego con Guerrero, Pizarro y Farfán. Inexplicablemente Vargas no se hizo sentir en el primer tiempo, quizás porque prefirió bajar unas líneas y usar su potencia para frenar las arremetidas de Isla y Valdivia por ese lado.
Llegó el segundo palo, esta vez fue Guerrero, y exclame rabioso: “Maldita suerte”. Un hombre mayor, quizás de base 5, me dijo: “Así es, también juega sobrino”. La gente ya estaba de acuerdo que Perú podría perder este partido, pero dejaría el alma en cada pelota.

En el segundo tiempo, el gol llegó nuevamente en los primeros minutos para el rival. El equipo volvía a chocar con palos, rebotes sin suerte y jugadas que merecían algo más.
Dos jugadas, dos jugadores: Pizarro y Farfán hicieron estallar a la gente. Por un momento el 3-0 se convertía en un 3-2 y la remontada era posible y estaba al alcance.
El ataque chileno siguiente traía un nuevo dolor de cabeza: Penal para el local y todos los presentes volvieron a sentarse. Muchos rezaban apoyados en la mesa, otros simplemente no quería mirar.
“Raúl la tapa. Él mismo es”, decía un señor en la mesa del costado. La seguridad con que dijo estas palabras convenció a la gente que empezó a corear el nombre del arquero peruano.
El disparo de Suazo volvió a entristecer a todo un país y nos mantuvo callados por gran parte del segundo tiempo. En los minutos finales, un par de palos y muchas lamentaciones y maldiciones por parte de los presentes.

Llegó el final, una derrota de 4-2 que duele, pero como dice don Sergio Markarian: “Hay que pasar la página”. Es difícil hacerlo, pero como no hacerlo caso a un hombre que hizo de Perú un equipo, con actitud, con rebeldía para jugar, con confianza, con vergüenza deportiva para asumir las derrotas y con contundencia para definir las victorias. Gracias Perú. Gracias por nunca rendirte.

1 comentario:

  1. Los errores en el inicio nos costaron caro. Contra Ecuador nos recuperamos. Vamos Peru!!!

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